Bases de maquillaje
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Las bases correctoras, también llamadas embellecedoras, tienen la misión de unificar, aclarar y matizar la piel de una forma discreta y suave, proporcionando un efecto luminoso.
El fondo maquillaje “make up” , hasta hace poco tiempo una máscara de color que cubría unificando la piel del rostro, es uno de los productos que más ha evolucionado hasta convertirse en un auténtico producto de tratamiento, incorporando en su composición sustancias tratantes como las de cualquier crema de belleza.
Sin embargo, sigue siendo recomendable el uso de una crema hidratante o una base de maquillaje, antes de aplicar el maquillaje, ya que todos los productos de tratamiento, pero sobre todo las bases correctoras, sirven para corregir los problemas específicos de cada piel. Lo correcto es aplicar en primer lugar una crema apropiada al tipo de epidermis dejando pasar un rato sobre todo si es untuosa antes de aplicar la base correctora y, a continuación, el fondo de maquillaje.
MAQUILLAR EL ROSTRO
Para maquillar la cara es aconsejable seguir todo un proceso que comienza con la preparación de la piel del rostro para que pueda recibir el resto de los productos de la forma más efectiva. Cuando la piel está bien, la crema hidratante o la crema de día será suficiente para que resplandezca el maquillaje, pero si se desea iluminar un rostro cansado, si se tienen manchas u ojeras, los poros muy abiertos o cualquier otra imperfección, la base correctora resulta imprescindible.
Es uno de los últimos productos incorporados a la paleta del maquillaje de consumo, ya que hasta principio de los años 80 sólo lo utilizaban los maquilladores profesionales y las gentes del espectáculo: mimo, teatro, circo, etc.
Chanel fue la primera firma que lanzó al mercado una crema de base llamada “Blanc”, inspirada en las bases correctoras de los maquilladores profesionales. Desde entonces ha ido evolucionando, aligerando sus texturas e incorporando distintos tonos carne para disimular los defectos y resaltar la luminosidad de la piel.
Las bases corrigen de forma óptica el aspecto apagado y gris, borran visualmente las imperfecciones y son lo mejor para disimular la mala cara. Se presentan en forma de emulsión fluida, ligera y transparente, en blanco o en tonos pastel y, además de dar luminosidad a la piel, actúan como velos correctores de la luz y contrarrestan la tendencia amarillenta o grisáceas de la piel.
Permiten aclarar las zonas en sombra, revalorizar los rasgos y aseguran una mejor cohesión de la capa córnea, que se traduce en un cutis más liso. Sus fórmulas van enriquecidas con sustancias hidratantes y protectoras y con distintos activos, elegidos en función del problema que se quiera disimular, de forma que el tratamiento completa el efecto camuflaje del color; así, por ejemplo, se incluyen extractos de plantas como el hamamelis o la camomila por sus efecto calmantes, pepino u ortiga por sus propiedades para reavivar el cutis, extracto de ruscus por su poder tonificante y derivados de regaliz por sus virtudes suavizantes.
APLICACIÓN DE UNA BASE
Las bases correctoras se utilizan siempre en pequeñas cantidades para conseguir un efecto luminoso. Se pueden aplicar en la totalidad del rostro si la piel tiene mal aspecto, en una zona para disimular las imperfecciones (manchas, cicatrices, ojeras, granos) o, para atraer la luz (alrededor de los ojos, en el contorno de los labios, en la frente, los pómulos, la barbilla). También se puede mezclar con el fondo de maquillaje para lograr mayor resplandor.
BASES CORRECTORAS COLOREADAS
Las bases correctoras coloreadas cumplen un efecto distinto según el color. Para elegirlo hay que tener en cuenta el tono de la piel, el ambiente, focos, luces, luz de día, y las propiedades específicas de cada uno.
“El libro rojo de la Belleza”. Alianza Editorial señala distintos tipos de cremas correctoras:
Blanco: forma un fondo homogéneo muy puro que da a la piel una transparencia diáfana y un efecto suave unificado.
Rosa: proporciona buena cara durante todo el año; rejuvenece, unifica e ilumina de forma muy natural y refresca los cutis apagados. Es muy recomendable para las pieles mates, átonas o aceitunadas, a las que proporciona un resplandor del que carecen.
Verde: esconde las imperfecciones y las cicatrices y es perfecta para disimular rojeces y cuperosis.
Malva: atrapa la luz, refresca los tonos aceitunados o las pieles cansadas. Indicadas para cutis congestionados o rubias con piel clara.
Azul: muy favorecedor por la noche sobre pieles mates u oscuras, ya que iguala el grano de la piel e ilumina el tono.