Ser simpático, caer simpático, tener simpatía y ganarse la simpatía son modalidades distintas de una cualidad humana que a todo el mundo le gustaría poseer porque facilita la convivencia y pone en las relaciones humanas mucho de cordialidad. Sin embargo, algunos creen que la simpatía es un don y otros piensan que la corriente de simpatía se establece con unas personas sí y con otras no y que, por lo tanto, no se puede lograr tener simpatía a todo el mundo o ser simpático a muchos.
Comprender y consentir
El componente primero de la simpatía es la comprensión de los sentimientos de los demás. Y, el segundo, reaccionar favorablemente ante la comprensión de las vivencias ajenas sintiéndose, en cierta manera, compenetrado con ellas. Toda simpatía implica, en primer lugar, la aprehensión de los sentimientos de otro, con sus respectivos complejos de valor y como expresión de las reacciones emocionales correspondientes. En segundo término, conlleva una reacción afectiva propia y distinta del sentimiento ajeno “aprehendiendo” y “comprendiendo” su significación. A través de estas dos fases se llega a tener una conformidad, inclinación o analogía respecto a los afectos y sentimientos de otras personas llegando así a sentir simpatía por ellas.
También es verdad que hay personas a las que se comprenden con mayor facilidad y que se hacen atractivas y agradables a mayor número de personas. Llegar a esta meta es posible.
Intervención del carácter
Quien intente ganar en simpatía tiene que contar ante todo con el propio carácter. Las personas extrovertidas y primarias –que responden rápidamente a los estímulos- son mucho más abiertas y, por tanto, más fáciles a la cordialidad, a la comunicación de sus sentimientos, a dejarse aprehender y comprender. Tienen también a su favor el sentirse interesadas por todo lo nuevo y lo desconocido lo que les lleva a querer saber cosas de la gente haciendo posible así que los demás se manifiesten a ellos, algo que no consiguen otras personas tan fácilmente. En cambio quienes son secundarios (de reacción lenta) e introvertidos son más difíciles para la simpatía, porque no expresan sus pensamientos –mucho menos sus sentimientos- y, al mismo tiempo, son tímidos para entablar comunicación con los demás.
Pero en uno y otro caso, cada persona puede realizar una acción personal sobre su carácter y ejercitarse precisamente en resaltar las cualidades positivas y en disminuir las negativas.
Ser simpático o simpática
Se dice que una persona es simpática cuando inspira simpatía, es decir, cuando logra despertar en los demás un sentimiento de benevolencia porque ha hecho comprender a los otros lo que siente y ha logrado una respuesta de compenetración. Hay cosas exteriores que influyen positivamente en la simpatía. Cada uno se siente inclinado a comprender mejor a aquellas personas que han compartido con él determinadas vivencias: haber ido al mismo colegio, haber vivido en el mismo barrio, frecuentado el mismo lugar de veraneo, etc., etc. Hay también cosas interiores, que se reflejan en el comportamiento que favorecen la simpatía. Vamos a relacionar los diez puntos que pueden hacer a una persona simpática ante otra.
10 trucos para caer simpático
Cada detalle tenido en cuenta es una puerta abierta a la simpatía. Si uno es constante en ellos conseguirá no solo caer bien a los demás sino hacer grandes amigos.